sábado, 5 de febrero de 2011

El oro de Cajamarca. Jakob Wassermann



Sabemos que la conquista del Nuevo Mundo allá por el siglo XVI no fue precisamente pacífica: Que Pizarro y sus hombres llegaron vieron y arrasaron, no nos suena a nuevo; que los Incas, además de una sociedad perfectamente estamentada y organizada, contaban con un gran tesoro, son datos que nos han ido llegando desde bien jovencitos; por medio de los libros de historia del colegio primero, por medio de películas, documentales y reivindicaciones que suelen caer en 12 de octubre después.
El oro de Cajamarca, de Jakob Wassermann, es otro de estos documentos de historia-ficción, con base bien documentada, que desde hace unos meses está a nuestro alcance para permitirnos acabar de hacernos a la idea de cómo fue el asunto general partiendo de un asunto particular.

Wassermann da voz en el librito (lectura de una tarde: poco más de cien páginas) a Domingo de Sora Luce, un caballero a las órdenes de Pizarro, para explicar cómo Pizarro acabó con el último gran inca, Atahualpa. Y hablando de este hecho concreto, Wasserman, escritor alemán y judío que gozó de gran popularidad en los años 20 y 30 -los de entreguerras europeas, los del albor Nazi- habla de la conquista de américa, sí, pero habla también de la tiranía de un imperio empeñado en crecer y en eliminar a toda una raza que había decidido inferior, ¿ven el paralelismo entre el entonces histórico y el tiempo que le tocó vivir al autor?

No hay florituras literarias en El oro de Cajamarca como no las hay en el resto de la obra de Wassermann; el estilo es el de un periodista empeñado en la denuncia histórica. Wassermann hace el mismo tipo de literatura cuando escribe una cosa y cuando escribe otra; cuando ambienta sus novelas históricas en tiempos inmemoriales del imperio español de ultramar y cuando habla en la revista satírica Simplicissimus -en la que compartió plantilla con Thomas Mann, por ejemplo- del imperio creciente que él vivió en primera persona.

La sensación que queda al acabar el libro es la de la consciencia de una naturaleza humana y política depredadora: el animal grande que se come al pequeño de la forma más cruenta. Uno cierra la última página y descubre que Wasserman le ha tenido viajando mentalmente de una época a otra pasando por la presente: del imperialismo de hace seis siglos allá al del siglo pasado más aquí e, inevitablemente, al de ahora, geográficamente mucho más cercano y global.

El oro de Cajamarca. Jakob Wassermann. (Tr.: Miriam Dauster). Navona Editorial. Colección Breves Reencuentros. 2010. 8,30€

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